El Tarot es un sistema simbólico mediante el cual nos conectamos con nuestros niveles inconsciente y subconsciente. Costa de 78 cartas: 22 Arcanos Mayores y 56 Arcanos Menores. La palabra “Arcano” es sinónimo de secreto, recóndito. Así, pues, cada carta representa una verdad oculta contenida en la imagen, oculta tras sus símbolos.
Los Arcanos Mayores, son las 22 cartas que envuelven principios universales, estados de evolución del hombre y con ello situaciones arquetípicas, es decir, características de la existencia humana a lo largo de toda su evolución. Esto incluye, tanto los valores más elevados, como los aspectos más sombríos de nuestra personalidad, impulsores invisibles y muchas veces inconscientes de nuestra conducta. Así, pues, los Arcanos Mayores se relacionan con los grandes temas de la vida humana. Son cartas como La Muerte (transformación, pérdida, fin), La Justicia (ley de causa y efecto, justicia divina y humana), El Sol y La Luna (la madre y el padre, lo femenino y lo masculino; Yin y Yang), etc.
Los Arcanos Menores, en cambio, reflejan situaciones propias del día a día, los asuntos cotidianos y por ende más evidentes o tangibles. Ellos evocan aspectos más puntuales de la vida (son las cartas de bastos, oros, espadas y copas) más divulgadas a través de la baraja española, que se derivó del tarot durante la Inquisición.
Cada carta, cada Arcano del Tarot, responde a un arquetipo, a un modelo conocido por todos, aunque sea de manera inconsciente o intuitiva. Por eso las imágenes no nos son extrañas: Todos tenemos referencias acerca de lo que es un Mago, un Sumo Sacerdote, un Emperador o una Torre en llamas, por nombrar algunos. Al verlas reconocemos la imagen e intuimos su mensaje.
Jung llamó a los arquetipos el “fundamento anímico de naturaleza suprapersonal” porque va más allá de la persona individual, nos involucra a todos como sociedad. Los arquetipos nos orientan como “energías potenciales” que yacen en nuestras memorias (Jung mismo habló de memoria colectiva, tan real como la memoria individual). No controlamos estos arquetipos de manera consciente, sino que los vamos acumulando de manera inconsciente pero coherente y, de acuerdo a nuestras vivencias, van aflorando.
La niña sabe lo que es ser madre de manera instintiva, por poner un ejemplo, y el rol de madre que ella conoce es la acumulación de la experiencia no sólo de ella, sino de toda la sociedad que la rodea, y de la especie como tal. Esta niña tiene el modelo de su propia madre y otras vivencias de la infancia relacionadas que darán un sentido vivencial a ese concepto (sus juegos revelan su actitud hacia la maternidad -y sus roles- y son producto de sus vivencias). Llegado el momento, ya mujer, “sabrá” desempeñar su rol de madre y actuará en concordancia con él. Cuando no está adaptada al arquetipo, entra en un gran conflicto interno y eso le produce desequilibrios emocionales. Esos arquetipos son reflejados en los arcanos del Tarot. Por ello es posible aprender a descifrar sus mensajes.
Marinela Ramírez
Profesora de Tarot Tider, Tarot Cósmico, Runas y Oráculo de la Sibila