La Sabiduría la dan los años de conocimientos y experiencias vividas en su profundidad y no en la superficialidad de las cosas, porque allí no están las respuestas ni la verdad. La sabiduría se adquiere preguntándose el porque, cuándo, dónde y cómo suceden las cosas, es vivir cada una de esas experiencias y nutrirse de ellas.

 

La Sabiduría mística no desaparece, queda grabada en el éter esperando al nuevo ser que se alimentará de sus misterios y volverá a fortalecer los conocimientos, con rosas nuevas y aromas diferentes, pero conservando la esencia de los primeros maestros, con la misma energía y frecuencia, porque toda energía tiene su frecuencia.

LUISA ALVARADO

 

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